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domingo, 21 de enero de 2018

Receta de la torta Bejarana, deliciosa prueba de nuestro gentilicio gastronómico



Desde tiempos finales de Emparan cuando era Capitán General por el pueblo de Caracas ya los vendedores ambulantes de esos empedrados caraqueños, entonaban “¡La Bejarana¡ ¡Va la Torta Bejarana¡”. Cuando los placeres de la buena mesa hacían sucumbir al poder de las clases.

Sus creadoras eran Magdalena, Eduvigis y Belén, las hermanas Bejarano, famosas reposteras de época de origen pardo (nombre que recibían durante la colonia las personas producto de la mezcla de blanco y negra). Tiempos en los que esta Caracas de la época colonial, era una ciudad de apenas treinta mil habitantes.

Recordadas ambas hermanas en la historia y literatura desde esos tiempos, incluso Antonio Arráiz les escribió un cuento titulado “No son blancas las Bejarano” y hasta les fue compuesta una Opera “Las Bejarano de Luis Morales Bance”.

Las Bejarano se distinguían por la increíble y no menos elogiosa calidad de sus postres, por ello inventaron ésta torta que lastimosamente hemos ido perdiendo.

Inspiradas seguramente en Venezuela no se sembraba el trigo y que la única manera de obtenerlo era comprárselo a España por cantidades de dinero muy elevadas, estas hermanitas crearon una torta que no requería el uso de la harina de trigo.

Su principio básico, es el pan de horno rallado o desmenuzado el cual a su vez se hace de harina de maíz caríaco tostada y el plátano convertido en puré. Estos dos ingredientes junto al papelón y el ajonjolí le dan a la Bejarana ese sabor tan peculiar y caraqueño.

Llegó a ser tan popular, que las Bejarano pudieron comprar “su blancura” con el dinero que habían ganado ya que en el año 1793, por lo que el Rey Carlos IV decretó la “Real Cédula de gracias al sacar”. Por medio de la cual aquellos pardos que pudiesen costeárselo, adquirían los derechos de los blancos, por lo que obtuvieron el documento que rezaba: “Que se tenga a las Bejarano como blancas aunque sean negras.”

Obviamente los mantuanos no tomaron esto con mucha simpatía y empezaron a correr por la calle el corredillo que completaba la frase de la Cédula y que decía, “aunque negras sean”.

Un plato que coincidimos todos, ha ser rescatado del olvido, promoviendo el uso del maíz caríaco. 

Ingredientes: 

7 plátanos maduros
50 g de margarina
2 huevos
2 cucharaditas de bicabornato
1 cucharadita de clavos molidos
1 cucharadita de canela
4 cucharadas de ajonjolí para decorar
300 g panela de papelón
1/4 taza de agua
6 bizcochos rallados
125 g de queso blanco rallado
6 roscas de pan de horno

Preparación:

Precalientar el horno a 180 °C. Enmantequillar un molde para torta y espolvorear con el ajonjolí.

Hervir el plátano hasta que quede como para hacer puré, pelar y triturar. Luego, tostar el pan de horno y molerlo. Después, preparar un melado con el papelón derretido en el agua. Retirar del fuego y colar.


Colocar los plátanos, el melado, la canela, los clavos molidos, el bicaborato, los huevo, en un bol y con la ayuda de una batidora mezclar hasta que quede una mezcla homogénea. Verter en el molde. Hornear por 45 minutos, aproximadamente. Retire del horno y deje enfria.

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